En menos de una semana, dos campañas de denim acapararon la conversación global, una por ser aplaudida y la otra por las críticas que recibió. Analizamos el impacto de ambas y cómo la moda es más que telas y textiles.
Por un lado, Beyoncé brilló con The Denim Cowboy, su colaboración con Levi’s que fue aplaudida como una declaración de empoderamiento, diversidad y reinvención cultural. Por el otro, Sydney Sweeney, rostro de American Eagle, se convirtió en blanco de críticas por un juego de palabras con “jeans/genes” que fue tachado de eugenésico y racista.
El vaquero que empodera: Beyoncé y Levi’s
La colaboración The Denim Cowboy reinterpreta el legado del denim con una visión poderosa: Beyoncé como figura central que conecta el estilo vaquero con mensajes de fuerza femenina, diversidad e innovación.
La estética —con guiños a los años 80 y 90— fue recibida como arte, uniendo moda, música y narrativa política. La artista se coloca, una vez más, como referente cultural capaz de trascender la moda para proponer identidad y comunidad.
En caso de que quieras conocer más sobre esta campaña checa esta nota: Beyoncé y Levi’s reescriben la historia de la moda con The Denim Cowboy
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Los jeans que incomodan: Sydney Sweeney y American Eagle
En contraste, la campaña de American Eagle con Sydney Sweeney, pensada para impulsar una línea solidaria, desató acusaciones de racismo por el juego “great jeans/genes”.
En un contexto marcado por tensiones políticas en EE. UU. y debates sobre supremacía blanca, el anuncio fue interpretado como una validación de estándares de belleza excluyentes. La polémica escaló al punto de que algunos críticos lo vincularon con discursos eugenésicos.
¿Por qué una es aplaudida y la otra criticada?
La diferencia en recepción no es casualidad. Beyoncé llega con una carga de activismo cultural y una narrativa de empoderamiento colectivo; Sweeney, en cambio, aparece como rostro de una publicidad que, voluntaria o no, reproduce imaginarios ligados a la exclusión.
El contraste revela algo más profundo: la moda nunca es solo ropa. Los jeans, símbolo universal y democrático, pueden leerse como celebración o como exclusión, dependiendo de quién los porta y del mensaje que los acompaña.
Cuando la moda se convierte en debate cultural
Las reacciones opuestas ante ambas campañas nos recuerdan que la moda también es un campo de batalla donde se negocian raza, género, poder y representación. Beyoncé reescribe el western con brillo y diversidad; Sweeney enfrenta la carga histórica de los discursos sobre “buenos genes”.
En 2025, hablar de moda o en este caso de jeans, inevitablemente es hablar de política.
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