Que tu perro te siga como una sombra, esperando detrás de la puerta del baño o levantando la cabeza cada vez que te mueves del sofá, puede parecer una muestra de cariño incondicional. Pero no siempre es tan sencillo. ¿Es solo amor o una señal de que algo no va bien?

Para despejar dudas hablamos con Conxita Martínez, veterinaria de AniCura Canis i Felis Hospital Veterinari, que recuerda que este comportamiento tiene una raíz muy clara: “La naturaleza social del perro es el factor determinante por el que ha conseguido crear un especial vínculo con el ser humano”. Ese instinto de pertenencia hace que la mayoría de los perros “sientan la necesidad de estar atentos continuamente a lo que sucede en casa y a lo que hacen los miembros del grupo”, por eso prefieren seguir a sus cuidadores o permanecer cerca de ellos.
¿Cariño o ansiedad? La línea que lo cambia todo
Martínez diferencia entre un perro que busca compañía y otro que desarrolla un problema de conducta. Los primeros disfrutan de la cercanía, pero “aprenden y son capaces de quedarse solos o pueden estar en habitaciones distintas sin que les produzca reacción alguna”.
En cambio, cuando aparece ansiedad por separación, la situación cambia por completo. Se trata, explica, de “un trastorno de conducta que les impide sentirse tranquilos y seguros en ausencia de sus cuidadores”. La especialista subraya que este estado provoca “una reacción anormal y exagerada de miedo intenso, desamparo y ansiedad” que resulta muy angustiosa tanto para la mascota como para la familia.
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Factores de riesgo: raza, edad y pasado
No hay un único motivo por el que un perro desarrolle este hábito. Sí existen factores que predisponen más que otros. Algunas razas, como los perros pastores, “han sido seleccionadas para el trabajo y ahora son razas de compañía, por lo que pueden ser más susceptibles a estar vigilantes”.
La edad también influye: “Los cachorros son más dependientes de sus cuidadores y necesitan mayores atenciones que los adultos, y puede suceder lo mismo en los perros geriátricos, que también pueden sufrir ansiedad al quedarse solos al llegar a esta etapa de su vida”.
Pero, según la veterinaria, lo más determinante son las experiencias vitales:
“Todo lo que ocurre desde el nacimiento y los primeros meses de cachorro condiciona el desarrollo de su aprendizaje y puede aumentar la probabilidad de que aparezcan problemas de conducta”.
Señales de alarma que no debes ignorar
La ansiedad por separación, advierte Martínez, “afecta mucho al bienestar del perro y, en consecuencia, al de su cuidador”. En función de la intensidad del miedo, pueden aparecer síntomas muy claros: “Vocalizaciones excesivas (ladridos o aullidos de angustia), rascado de suelos o puertas, destrucción de objetos hasta eliminaciones inadecuadas dentro de casa”.
Estas conductas, añade, “pueden aparecer tanto antes como durante la separación” y, al regreso del cuidador, es común que el perro muestre “una exagerada bienvenida y una demanda excesiva de atención o apaciguamiento”.

Qué hacer (y qué no hacer)
El tratamiento de esta conducta, explica la experta, pasa por tres claves: “Corregir el exceso de dependencia, habituar al perro a quedarse solo y reducir su ansiedad”. Este proceso debe hacerse con la ayuda de etólogos clínicos y educadores, que marcan pautas y ejercicios diarios. En algunos casos, es necesario recurrir a psicofármacos para reducir los niveles de ansiedad y permitir así el aprendizaje de nuevos hábitos.
Un error grave es castigar al animal.
“Es fundamental evitar todo tipo de castigo, puesto que es totalmente contraproducente”, advierte Martínez.
La importancia de la “zona segura”
La veterinaria recomienda, además, crear un espacio propio dentro de casa: “Siempre es recomendable para potenciar la seguridad y la confianza de un perro habituarle a estar en una zona que suele llamarse Zona Segura”. Puede ser una camita, un trasportín o una caseta, un lugar donde guarde juguetes o golosinas y al que asocie calma.
La clave, dice, está en la progresividad: “Lo ideal es empezar desde cachorro, aunque también se puede trabajar con perros adultos siempre que se haga con paciencia y gradualmente”. Esta zona segura no solo ayuda con la ansiedad por separación, también resulta útil en episodios de estrés, como tormentas o ruidos fuertes, ya que el perro “instintivamente se refugiará en él permaneciendo más tranquilo”.
Que tu perro te siga por toda la casa es, la mayoría de las veces, un signo de vínculo sano y social. Pero si esa necesidad se convierte en dependencia angustiosa, es una señal de alerta que requiere ayuda profesional.
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