
A primera vista, la avispa alfarera que aparece en la foto pareciera estar montada en una escoba.
Pero este insecto no está volando para ir a remover su caldero de pociones ni tampoco está jugando al Quidditch.
Está llevándoles a sus crías una oruga que les servirá de alimento.
Fue capturada por la macrofotógrafa de fauna salvaje Bidyut Kalita y fue una de las obras más elogiadas en el concurso Fotógrafo de la Vida Silvestre 2025.
Las imágenes ganadoras se anunciarán el 14 de octubre, y a continuación se expondrán en el Museo de Historia Natural de Londres 100 fotografías destacadas de todo el mundo.
Abajo te ofrecemos otras obras que también han sido muy elogiadas en el concurso.

Título: No hay lugar como tu hogar.
Fotógrafo: Emmanuel Tardy (Francia)
Ubicación: El Tanque, San Carlos, Alajuela, Costa Rica
Tardy capturó a un perezoso de tres dedos de garganta marrón que se aferraba a un poste de alambre de espino tras cruzar una carretera.
A medida que sus hábitats se fragmentan debido a la pérdida de árboles, los perezosos se ven obligados a hacer más travesías por el suelo para alcanzar el siguiente árbol, lo que los hace vulnerables.

Título: Viaje al borde del hielo
Fotógrafo: Bertie Gregory (Reino Unido)
Localización: Plataforma de hielo Ekström, Bahía Atka, Antártida
Gregory capturó a un grupo de polluelos de pingüino emperador que se tambaleaban al borde de una plataforma de hielo.
Tras pasar dos meses observando la colonia, vio que la mayoría de los pollos utilizaban las rampas naturales de hielo para descender al mar sin peligro, pero este grupo había pasado por alto la ruta más fácil.
Abandonados a su suerte, los polluelos de pingüino emperador tienen que saltar al océano helado para alimentarse por primera vez.
Los científicos creen que la disminución del hielo marino puede obligar a los pingüinos a criar en plataformas de hielo, haciendo que saltos como éste sean algo más habitual.

Título: Extraño retrato de familia
Fotógrafo: Kutub Uddin (Bangladesh/Reino Unido)
Ubicación: Slindon Wood, West Sussex, Inglaterra, Reino Unido
Uddin descubrió un conjunto de mohos de limo dispuestos sobre un tronco caído en un bosque.
Describió la escena como un "extraño retrato de familia", con un diminuto huevo de insecto amarillo.
Un moho de limo está formado por organismos móviles, unicelulares, similares a las amebas, que viven de forma independiente pero pueden unirse para funcionar como una sola entidad con el fin de encontrar alimento y reproducirse.

Título: Llamada de celo
Fotógrafo: Jamie Smart (Reino Unido)
Ubicación: Bradgate Park, Leicestershire, Reino Unido
Una foto de un ciervo rojo durante la berrea otoñal en Bradgate Park, tomada por Smart desde una distancia segura.
Evita la hierba estirándose hacia arriba para mantener la vista despejada.
La cornamenta del ciervo, ya endurecida y sin terciopelo, vuelve a crecer cada primavera, haciéndose más impresionante cada año a medida que se desarrollan nuevas puntas llamadas púas.

Título: Dentro de la manada
Fotógrafo: Amit Eshel (Israel)
Ubicación: Isla Ellesmere, Nunavut, Canadá
Con una curiosa manada de lobos árticos a -35 °C, Amit Eshel hizo realidad su sueño de fotografiar a estas escurridizas criaturas.
Los lobos se acercaron tanto que pudo oler su aliento.
Los lobos árticos, que sólo se encuentran en el norte de Canadá y el norte de Groenlandia, sienten curiosidad por los humanos.

Título: Esencia de Kamchatka
Fotógrafo: Kesshav Vikram (India)
Localización: Lago Kurile, Kamchatka Krai, Rusia
Tras días de paciencia, Kesshav Vikram capturó con su cámara a un oso pardo caminando por la orilla del lago Kurile, con el volcán Iliinsky asomando entre las nubes.
Aunque los osos suelen ser solitarios, éste se dirigía a darse un festín con otros en la abundancia de salmones rojos que migran río arriba desde el Pacífico hasta su lago de origen para desovar.

Título: Historia de dos coyotes
Fotógrafo: Parham Pourahmad (EE.UU.)
Ubicación: Bernal Heights Park, San Francisco, California, EE.UU.
Atrapando la luz de la mañana, Parham Pourahmad enmarcó los ojos ámbar de un coyote macho dentro de la curva de la cola de punta negra de una hembra.
Siguió a esta pareja por una ladera rocosa durante un par de horas y disparó cuando el macho se detuvo para acariciar con el hocico a la hembra.
Los coyotes son muy adaptables y están empezando a restablecerse en San Francisco, de donde habían desaparecido.

Título: Pose rosa
Fotógrafa: Leana Kuster (Suiza)
Localización: Pont de Gau, Camarga, Francia
Leana Kuster muestra un flamenco mayor rascándose la cabeza con una de sus patas inconfundiblemente largas.
Durante sus vacaciones quedó fascinada por su comportamiento cuando buscan alimentos, ya que se movían con elegancia por los humedales salinos poco profundos, alimentándose por filtración de moluscos y crustáceos.
Los flamencos usan la lengua para bombear agua a través de su pico, que está forrado de finas placas en forma de peine.
El color rosa del flamenco se debe a una dieta rica en carotenoides, pigmentos presentes en algas e invertebrados como las gambas.

Título: Lecciones mortales
Fotógrafa: Marina Cano (España)
Ubicación: Parque Nacional de Samburu, condado de Samburu, Kenia
En el Parque Nacional Samburu de Kenia, Marina Cano fue testigo de cómo jóvenes guepardos practicaban la caza con su madre observando de cerca.
Los cachorros de guepardo permanecen ocultos durante dos meses y sólo se unen a las cacerías cuando tienen un año para aprender a acechar y matar.

Título: Final tóxico
Fotógrafo: Lakshitha Karunarathna (Sri Lanka)
Ubicación: Ampara, Provincia Oriental, Sri Lanka
En Sri Lanka, Lakshitha Karunarathna documentó a un elefante asiático solitario navegando por un vertedero.
En los últimos tres años, este fotógrafo ha estado documentando el impacto de los humanos en los elefantes de la región.
El vertedero de Ampara se creó hace más de una década cerca de una zona silvestre protegida que alberga a unos 300 elefantes. Además de restos de comida, consumen plástico, que los mata lentamente, según las autoridades.

Título: Llamada de atención
Fotógrafa: Gabriella Comi (Italia)
Ubicación: Parque Nacional del Serengeti, Tanzania
Gabriella Comi y su guía David avistaron una cobra acercándose a dos leones que dormían la siesta en el Parque Nacional del Serengeti bajo el sol abrasador del mediodía.
El león mayor levantó la cabeza para enfrentarse a la amenaza que se deslizaba.

Título: Jelly Smack Summer
Fotógrafo: Ralph Pace (EE.UU.)
Ubicación: Bahía de Monterey, Monterey, California, EE.UU.
En medio de una masa de ortigas marinas del Pacífico, Ralph Pace se cubrió toda la piel no cubierta por su traje de neopreno con vaselina para protegerse de las picaduras.
Sus tentáculos pueden provocar una dolorosa picadura, que, según Pace, se asemeja más a la de una abeja que a la de una ortiga.

Título: La naturaleza reclama su espacio
Fotógrafo: Sitaram Raul (India)
Ubicación: Banda, Maharashtra, India
En total oscuridad, Sitaram Raúl se situó entre murciélagos frugívoros que salían de unas ruinas históricas, utilizando el enfoque y el flash para captar el momento.
Los murciélagos se abalanzaron sobre él y "defecaron al azar" sobre él y su cámara.
En el sur de Asia, los murciélagos frugívoros del Viejo Mundo suelen posarse en edificios abandonados.

Título: Frágil río de vida
Fotógrafo: Isaac Szabo (EE.UU.)
Ubicación: Condado de Columbia, Florida, EE.UU.
Vadeando un río cristalino de Florida, Szabo fotografió a una hembra junto a varios machos durante la época de apareamiento. Una tortuga a la deriva en la escena fue la "guinda del pastel", según Szabo.
Este río es uno de los más de 1.000 cursos de agua alimentados por manantiales de agua dulce, conocidos por su excepcional claridad.
Proteger los acuíferos que sustentan estos manantiales es esencial, no solo para la fauna emblemática como los manatíes, sino también para abastecer de agua potable a casi la mitad de la población de Florida.

Título: Nubes de oro
Fotógrafo: Jassen Todorov (EE.UU.)
Ubicación: Bahía de San Francisco, California, EE.UU.
Jassen Todorov captó nubes reflejadas en vastos estanques salados mientras volaba hacia San Francisco.
Los estanques, que cubren casi 5.000 hectáreas, muestran colores que cambian constantemente, una vista de la que dice no cansarse nunca.
El proceso de recogida de sal en la bahía de San Francisco se industrializó en el siglo XIX, pero ahora los estanques salinos de la bahía forman parte de un gran proyecto de restauración que recupera las marismas y la vida salvaje.

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