William McNamara habló con Yahoo sobre Copycat, la película que echó por tierra su carrera, y cómo de repente, tres décadas más tarde, tiene una segunda oportunidad gracias a Netflix.
Cuando estaba en el instituto y en la universidad, vi mi copia en VHS de Más que un recuerdo (1988) aproximadamente 876 veces. McNamara, con su cabello despeinado y sus pómulos de película, interpretó a un joven cuya relación con la babysitter que lo cuidaba cuando era niño marcó su paso a la adultez.
En aquel momento, McNamara parecía estar destinado a convertirse en una estrella. El ídolo juvenil colmaba las páginas de las revistas de fans, rodó una película con los Corey (Feldman y Haim), compartió escena con la estrella en ascenso Reese Witherspoon y lo eligieron para interpretar al ícono de la edad de oro Montgomery Clift. Incluso salió con Brooke Shields.
Parecía que todo le iba de maravilla a Billy, pero luego desapareció.
La culpa fue de Copycat, o al menos eso es lo que él dice. Se trata del thriller psicológico de 1995 protagonizado por Sigourney Weaver y Holly Hunter en el que McNamara interpretó a un sociópata de manual. De hecho, quizá lo hizo demasiado bien.
“Me arruinó la carrera”, le confesó a Yahoo. “Iba camino de convertirme en una estrella interpretando papeles de chico bueno. De repente... los agentes de casting me empezaron a decir: ‘No, vi a Billy en Copycat. Es demasiado intenso. Demasiado oscuro. Se siente demasiado cómodo en ese papel. No podía estar actuando. Tenía que ser él”.

Después de eso, los papeles que le ofrecieron a McNamara fueron cambiando y su estatus de galán fue difuminándose. También afectó su vida sentimental. Las mujeres “vieron la película y mi personaje las perturbó”, comentó.
Así que puedes imaginar lo que debió sentir cuando, 30 años más tarde, Copycat llegó a Netflix y se disparó al Top 10 global de la plataforma la semana del 16 de junio, posicionándose en las listas de 46 países. De repente, la película que truncó su carrera estaba de vuelta.
Asombrado por su resurgimiento, McNamara habló con Yahoo sobre la inesperada segunda vida de la película, el impacto que tuvo en su carrera y su esperanza de tener otra oportunidad.

El regreso de Copycat
McNamara no supo que la película dirigida por Jon Amiel había llegado a Netflix hasta que se disparó la actividad de sus redes sociales, en junio.
“Empecé a ganar 100 seguidores nuevos en Instagram al día y recibía un montón de mensajes directos”, comentó. “Entré al STARmeter de IMDbPro y, por lo general, estoy entre los 5,000 y 10,000, lo cual no está nada mal para una estrella de 1990, por cierto. Pero en aquel momento me encontraba en el número 165, por encima de Angelina Jolie. Pensé que era un error. Luego, algunas personas comenzaron a enviarme mensajes de texto diciendo: ‘oye, Copycat se ha vuelto viral’”.
Todo el asunto “me dejó boquiabierto”, dijo refiriéndose a Copycat, que alcanzó 6 millones de visualizaciones en una semana en el servicio de streaming. También “me dice que impresiono a la gente. Tengo un papel secundario en Copycat, pero que tantas personas me busquen significa algo. Deberían darme otra oportunidad ahora”.
El papel del asesino que lo cambió todo
McNamara fue elegido para interpretar a Peter Foley, un hombre de voz suave y aspecto formal que imita en secreto a asesinos infames.
“No sospechaba para nada que me pedirían que interpretara a un asesino en serie”, comentó. “Pensé que les interesaba para hacer el papel de detective, que finalmente interpretó Dermot Mulroney”.
En sus dos reuniones con el director, no leyó las líneas, se limitaron a hablar, un encuentro que, según McNamara, se pareció más a “un recorrido psiquiátrico de mi vida” que a una audición. Finalmente, me hicieron una oferta.
“Mi agente de aquella época me dijo: ‘quieren que interpretes al asesino en serie’”, recordó. “Yo pensé: ‘¿En serio? No sé si puedo hacerlo’. Entonces me dijo: ‘es una película importante… Es Warner Bros. Tienes que hacerlo’. Pensé que parecía difícil, pero en aquel momento no era una superestrella. Me pagaban bien y también tenía la oportunidad de trabajar en una película de un gran estudio con Sigourney y Holly y Dermot y Harry Connick Jr. Así que dije: ‘está bien, tengo que hacerlo. Tengo que lograrlo’”.
McNamara se preparó a fondo para el papel, trabajando con el psiquiatra forense Park Dietz, quien asesoró en algunos de los casos criminales más notorios, como el de Jeffrey Dahmer, y el perfilador del FBI Robert Ressler, cuyos honorarios pagó de su propio bolsillo.
“Hice una representación interesante y sin duda única de un asesino en serie, y a todos les gustó”, comentó. “Recibí cartas de Warner Bros. y del fundador de Regency Enterprises, Arnon Milchan, así que parecía que todo iba bien y que mi carrera estaba despegando. Luego, mientras caminaba por Westwood en Los Ángeles… dos chicas de la UCLA me reconocieron y me dijeron: ‘oye, acabamos de ver tu película’. Pensé que se referían a Más que un recuerdo, la película por la que todos me reconocían, pero me dijeron: ‘no, Copycat’”.

Resulta que habían estado en una prueba de visionado de la película, que aún no se había estrenado.
“Les pregunté: ‘¿Cómo estuvo la película?’ y me respondieron: ‘No era muy buena. No sacaste muy buena puntuación’”, contó. Pensó que era una broma, hasta el día siguiente, cuando su agente llamó.
“Me dijo: ‘Tengo buenas y malas noticias’”, recordó McNamara. “La buena es que no te van a despedir. La mala que la película no funcionó bien. Pero no eres solo tú… Han contratado a Frank Darabont para reescribir el guion y tendrás que volver a filmar durante 21 días”.
Un coach de actuación sorprendente y unos hombres de negro
“Ningún actor quiere escuchar” que le digan que es necesario grabar nuevas escenas, comentó McNamara. Pero, “en realidad no todo fue culpa mía”.
McNamara dijo que basó su personaje en lo que había aprendido de su investigación, pero su actuación no fue lo suficientemente “hollywoodense”.
“La mayoría de los asesinos en serie no son estrellas de cine ni se dedican a entretener a la gente”, afirmó. “Son personas muy introvertidas e intelectuales. No sería nada emocionante seguir al verdadero Jeffrey Dahmer en la vida real. Necesitas a Hannibal Lecter de El silencio de los corderos... No funcionó. Era algo único, nadie había hecho ese tipo de representación de un asesino en serie, pero no era lo que Hollywood quería. Aprendí la lección”.
Antes de filmar las nuevas escenas, McNamara se sentía “en pánico”. Su mentor, el actor Roddy McDowall, le dijo que su amigo Tony podía ayudarlo con el guion. “Tony” era Anthony Hopkins.
“Llevé todo lo que había investigado”, contó McNamara. “Se lo entregué a Hopkins, pero él lo tiró. Me dijo: ‘eso obstaculizó tu camino. Se acabó la investigación. Tienes que simplificarlo, sin complicarte. Vamos a memorizar tus líneas de principio a fin y luego vamos a convertir esto en algo divertido. No eres un asesino en serie. Esto es una comedia y quieres divertirte’. Eso cambió por completo mi perspectiva sobre la actuación”.
Mientras se preparaba con Hopkins, estaba sometido a mucha presión. Cuando volvió el primer día al set de grabación, McNamara encontró a siete u ocho hombres vestidos con trajes negros con los brazos cruzados.
"'Están aquí por ti'", le dijo Amiel refiriéndose a aquellas personas que parecían del FBI pero que en realidad eran ejecutivos del estudio, incluido el entonces presidente de Warner Bros., Terry Semel. “Si no lo haces espectacular hoy, ya tienen a alguien esperando para sustituirte”.
McNamara cumplió con las expectativas, pero cuando la película se estrenó y cosechó críticas en gran medida positivas, inmediatamente percibió que se produjo un cambio en los papeles que le ofrecían.
“Antes de Copycat, había hecho muchas películas interpretando al galán, al chico bueno y correcto”, comentó. “Mi agente intentaba conseguirme papeles más atrevidos, pero siempre le respondían: ‘no... es demasiado tierno. Tiene cara de chico bueno. Le falta intensidad”.

Cuando se estrenó Copycat, “de repente, dejé de estar en la lista de los galanes por culpa del personaje oscuro y nervioso que interpreté”, comentó. “Empezaron a ofrecerme papeles, no en películas de serie B, pero tampoco en producciones de calidad, para interpretar al malo. Pero pagaban muchísimo. Yo tenía dos hipotecas y una casa en la playa de Malibú, así que básicamente acepté el dinero”.
La trayectoria profesional de McNamara se desvió de los papeles de protagonista de chico bueno en grandes producciones para interpretar roles secundarios en cine y televisión. Sin embargo, “seguí trabajando”, afirmó. “Trabajo constantemente. Tengo suerte”.
No obstante, su vida profesional no fue la única decepción que se llevó. La vida sentimental de McNamara también se resintió.
“Era soltero y me iba bien con las chicas en aquel momento”, contó. “Después del estreno de Copycat, todo cambió. Le preguntaba a una mujer: ‘oye, ¿puedes darme tu número de teléfono?’ Y ella me respondía: ‘sí, mmm… No sé. Simplemente no me transmites buenas vibraciones’”.
Recordó que le dijo a su terapeuta: ‘está pasando algo muy extraño. Todas las chicas me rechazan’. Ella me respondió: ‘¿Crees que se deba a tu papel?’”.

Dedujeron que los espectadores de Copycat no reconocían conscientemente a McNamara en la película porque tenía un papel secundario, pero lo asociaban inconscientemente a su espeluznante personaje, que echaba droga en las bebidas y secuestraba y torturaba a sus víctimas.
Afortunadamente, logró recuperar el “encanto de Billy McNamara”. (Para que conste, nunca se ha casado, pero actualmente tiene pareja).
Próximamente: el papel de sus sueños
Con nuevos fans descubriendo sus viejas películas, McNamara dice que le encantaría que Más que un recuerdo, “que en su momento no recibió mucha atención”, y la “loca y divertida” película de 1994 Misión explosiva recibieran el reconocimiento que se merecen.

En cuanto al papel de sus sueños, reconoce que es uno que “creé para mí mismo”.
McNamara escribió, dirigió y produjo 10 episodios de una serie de comedia titulada The Trouble With Billy en la que también actúa como protagonista e interpreta a una versión exagerada de sí mismo. Versa sobre la historia de un antiguo galán de 1990 que intenta conseguir el dinero necesario para el trasplante de corazón que le salvará la vida a su perro. (McNamara es un activista que defiende los derechos de los animales y ha sido noticia por su labor).
La serie, que está buscando distribución, nació “por desesperación, porque durante años siempre quise hacer comedia, pero me decían: ‘no eres gracioso. Eres un actor dramático’”, contó.
Se ha divertido aprovechando esa imagen de actor acabado.
“Me recomendaron: ‘nunca le muestres la serie a una mujer que te guste porque te pinta muy mal, como un fracasado’. Pero yo nunca he estado sin hogar. Nunca he vivido en mi auto. A los perros no les hacen trasplantes de corazón. No me han secuestrado los extraterrestres”, dijo riéndose. “Estoy orgulloso de eso. Es bastante buena”.
Artículo escrito en inglés originalmente por Suzy Byrne.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO
Justin Timberlake es diagnosticado con la enfermedad de Lyme, que es 'implacablemente debilitante'
Comments