Como cada verano desde que Emmanuel Macron asumiera la presidencia en 2017, el matrimonio presidencial ha regresado —al menos oficialmente— a su habitual refugio estival: el Fuerte de Brégançon, una fortaleza histórica ubicada en la encantadora localidad de Bormes-les-Mimosas, en la Costa Azul francesa. Sin embargo, este 2025, las vacaciones de la pareja están marcadas por una mezcla de dolor, recogimiento y polémica, en un verano especialmente difícil para Brigitte Macron.



En apenas dos semanas, la primera dama ha tenido que despedirse de dos personas muy cercanas: su hermana mayor, Anne-Marie, fallecida a los 92 años la noche del 2 al 3 de julio, y su sobrina, Christine Hacquin, que murió el 19 de julio a los 68, tras una larga enfermedad. “Estuvo junto a su sobrina durante sus últimos días y se despidió de ella en privado”, detallan fuentes cercanas citadas por la prensa francesa.



Además del duelo, Brigitte Macron enfrenta este verano un reto inesperado: una demanda judicial por difamación contra la comentarista estadounidense Candace Owens, quien difundió afirmaciones falsas y ofensivas sobre su identidad de género. Owens aseguró en varias ocasiones que la primera dama francesa nació siendo un hombre. La denuncia ha sido interpuesta en el Tribunal Superior de Delaware y la acusa de liderar una "campaña global de humillación" basada principalmente en la teoría conspirativa de que Brigitte “es un hombre” o que nació con el nombre de Jean-Michel Trogneux, el de su hermano mayor.


Ante estas acusaciones, el matrimonio Macron ha decidido actuar legalmente. En la demanda presentada en Estados Unidos, ambos califican estas declaraciones como “una narrativa grotesca”, y denuncian que se trata de “una campaña de humillación global” y “acoso sin tregua a escala mundial”. Como ha explicado la prensa francesa, Jean-Michel Trogneux es el nombre de uno de los hermanos mayores de Brigitte, de 80 años, que ha aparecido públicamente en varias ocasiones junto a ella y al presidente. El caso ha despertado interés internacional por su carácter inédito, siendo una de las pocas veces que un jefe de Estado europeo y su esposa interponen una demanda personal de este tipo fuera de su país.

Una estancia marcada por una notoria ausencia
Pese a la tradición que vincula cada verano a la pareja presidencial con esta histórica residencia oficial, lo cierto es que en esta ocasión solo se ha visto públicamente a Brigitte Macron. Las imágenes que han trascendido la muestran sola —con su equipo habitual de seguridad—, caminando o saliendo del puerto privado del Fuerte, vestida de manera informal y con unas aletas en la mano, a punto de practicar buceo, una de sus actividades favoritas. No hay, al menos por ahora, rastro visual de Emmanuel Macron. Esta ausencia visible del presidente ha llamado la atención de los medios, alimentando conjeturas y comentarios. Aunque es probable que se encuentre dentro del Fuerte —como ha hecho cada año desde 2017—, su falta de presencia pública junto a su esposa ha intensificado las especulaciones sobre una posible distancia personal en medio de este verano tan doloroso para Brigitte.


La primera dama ha contado con el apoyo de sus hijas, Laurence y Tiphaine Auzière, quienes viajaron hasta Bormes-les-Mimosas con sus familias para estar a su lado en estos momentos tan delicados. Sin embargo, sus paseos por los senderos del fuerte y sus inmersiones en solitario reflejan un deseo evidente de recogimiento. La discreción ha sido, como siempre, su mayor escudo. Ataviada con ropa deportiva, una gorra y gesto sereno pero introspectivo, Brigitte se muestra activa, aunque con un halo de melancolía. Tal y como señala la prensa francesa, “el ánimo de la primera dama está por los suelos”.



Rumores y complicidad en entredicho
Este episodio legal se suma a semanas de atención mediática en torno al matrimonio presidencial. Dos gestos recientes han sido interpretados por algunos como señales de tensión: el primero, en mayo, cuando Brigitte tocó la mano Emmanuel de forma que generó debate antes de bajar del avión en Vietnam. El segundo, en julio, durante su visita a Reino Unido, cuando rechazó la mano que su marido le ofrecía al bajar del avión, optando por la barandilla.


Desde el Palacio del Elíseo se explicó que "fue un momento de complicidad" y se restó importancia al gesto, aclarando que “no fue suficiente para darles a los conspiranoicos nada que masticar”. En un contexto marcado por la pérdida y la presión mediática, cada gesto adquiere un peso distinto, y no fueron pocos quienes interpretaron tensión en la escena, llegando incluso a pensar que se trató de una bofetada.


El retiro favorito del presidente y su esposa
En medio del revuelo público y judicial, Brigitte Macron se aferra a su refugio: el silencio, el mar y los suyos. El Fuerte de Brégançon le ofrece privacidad, rutina y un cierto consuelo. Situado en un islote unido a la costa por una estrecha lengua de tierra, en plena comuna de Bormes-les-Mimosas, este enclave del siglo XVII ha sido declarado Monumento Nacional y ofrece espectaculares vistas sobre el mar Mediterráneo. Convertido en residencia veraniega presidencial desde 1968, Brégançon ha sido testigo de momentos personales y políticos de numerosos mandatarios franceses, aunque algunos —como François Hollande— apenas lo frecuentaron. Emmanuel y Brigitte Macron, sin embargo, lo han adoptado con total naturalidad y cariño.


El lugar ofrece todo lo necesario para descansar con absoluta privacidad: muelle privado, piscina, jardines cuidados y estancias históricas modernizadas con discreción. Allí, cada uno tiene sus rutinas. Emmanuel mantiene reuniones virtuales por la mañana, sale a correr, practica boxeo y, si el clima lo permite, también motos de agua o natación. Por su parte, Brigitte, más ligada al entorno natural, disfruta explorando el fondo marino con sus aletas y tubo de buceo, da largos paseos en bicicleta por los caminos del fuerte y suele supervisar personalmente los menús diarios, que mezclan gastronomía provenzal con cocina ligera mediterránea.


En la zona, destacan productos locales como las hierbas aromáticas, los tomates frescos, el pescado del día y el aceite de oliva. No es raro que en la mesa presidencial haya recetas sencillas y saludables, en las que prima la calidad del producto local. Fuera del fuerte, el pueblo de Bormes-les-Mimosas ofrece un ambiente medieval encantador, con calles empedradas, mercados de flores y un ritmo pausado que invita al descanso. Pero este año, todo indica que la pareja ha optado por un retiro especialmente cerrado e íntimo, en el que el mar y el silencio son los mejores aliados.


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