Durante más de 30 años, Gwyneth Paltrow ha ocupado un lugar único en el ojo público: adorada y despreciada a la vez, venerada y ridiculizada por igual. Fue musa del cine independiente, ganó un Oscar y protagonizó éxitos taquilleros. Pero también recomendó usar un huevo vaginal de 66 dólares y vendió una vela con el nombre "huele como mi vagina" a través de su empresa de bienestar Goop. Ya sea objeto de elogios o de críticas, Gwyneth siempre ha acaparado la atención —y con razón.
Esa dualidad entre admiración y rechazo es precisamente lo que explora la autora Amy Odell en su nuevo libro Gwyneth: The Biography, ya disponible. Para Odell, entender a la verdadera Gwyneth no fue tarea sencilla. Incluso después de tres años de investigación, confiesa que el retrato completo de la estrella sigue siendo esquivo. La actriz y empresaria rechazó su solicitud de entrevista.
En su lugar, la escritora recurrió a una amplia red de fuentes para armar un perfil más completo. Durante su investigación, entrevistó a más de 220 personas, incluyendo colaboradores en películas y exempleados de Goop. También habló con amistades actuales y pasadas. Lo que encontró fue una figura mucho más compleja que lo que su imagen pública sugiere.
La historia de Gwyneth es bien conocida: creció entre lujos, hija de la actriz Blythe Danner y del productor de televisión Bruce Paltrow, con Steven Spielberg como padrino. Su vida personal —marcada por relaciones de alto perfil y amistades con celebridades como Brad Pitt, Ben Affleck y Chris Martin— siempre ha capturado la atención del público.
En lo profesional está en constante evolución. Tras el nacimiento de su hija Apple en 2004 —evento que fue objeto de burlas en los medios— decidió alejarse de Hollywood para enfocarse en nuevos proyectos, como la publicación de libros de cocina y su incursión como gurú del bienestar.
Esas transformaciones la han convertido en un imán mediático, pero también alimentan la paradoja de su figura pública. A pesar de las múltiples entrevistas que ha dado a lo largo de los años, Odell considera que ninguna ha logrado retratar su complejidad. “La han perfilado infinidad de veces y, sin embargo... sentía que muchas de esas historias apenas rozaban la superficie de quién es realmente”, dijo la autora a Yahoo.
La capacidad de Gwyneth para fascinar proviene de una mezcla de privilegio, fama y constante reinvención. Y a pesar de su enorme influencia, nunca ha logrado cerrar la brecha entre su mundo y el de la gente común. Para Odell, esta desconexión es clave para entenderla: su crianza y experiencias han moldeado una forma de ver el mundo que muy pocos comparten.
“Ella no sabe lo que es una vida normal”
Gwyneth Paltrow nunca ha sabido lo que significa ser una persona común. Bruce Paltrow, su padre, siempre viajaba en primera clase con sus hijos. Según fuentes consultadas por la autora Amy Odell, él solía bromear diciendo que su hija ni siquiera sabía cómo girar a la derecha en un avión, hacia la clase turista. En una ocasión, cuando Blythe Danner —quien no disfrutaba viajar con sus hijos en primera— voló con Gwyneth, esta se mostró confundida al doblar hacia la cabina trasera. “¿Cómo que... no vamos en primera clase?”, le preguntó a su madre. “¿Estamos volando sin clase?”

Esa anécdota aparentemente trivial resume una verdad más amplia sobre la crianza de Gwyneth: jamás ha experimentado lo que es vivir una vida ordinaria. De acuerdo con Odell, lo “normal” era algo que a la actriz le generaba tanto curiosidad como rechazo. “Desde que nació, ha vivido en un mundo completamente exclusivo”, explica la autora. “Siempre ha estado rodeada de riqueza, de estrellas de cine, de personas con poder. Nunca ha tenido que enfrentarse a las dificultades que vive la mayoría.”
Odell añade: “Cuando intenta hacer comentarios que dan a entender que comprende la vida de una persona promedio, muchas veces parece desconectada de la realidad”.
Un ejemplo claro: en 2009, Gwyneth declaró a Elle UK: “Yo soy quien soy. No puedo fingir ser alguien que gana 25,000 dólares al año”. Dos años después, soltó otra frase que dio mucho de qué hablar: “Prefiero fumar crack que comer queso en aerosol”.
Cuando dice cosas como esas, “es como si intentara ponerse al nivel de la gente común”, dice Odell. “Pero simplemente no puede lograrlo, porque no conoce esa vida. Nunca la ha vivido.”
Una imagen pública polarizante
Gwyneth Paltrow siempre ha generado opiniones encontradas. La primera vez que la autora Amy Odell usa el término “polarizante” para describirla en su libro es cuando recuerda sus años de secundaria, en la Spence School, un colegio privado solo para niñas en Manhattan. Gwyneth llegó en séptimo grado y causó un impacto inmediato: algunas compañeras se sintieron atraídas por esa nueva chica “interesante”, mientras que otras la percibieron como una amenaza. Pero todas sabían quién era.
Si esa reputación comenzó en privado, no tardó en trasladarse al ámbito público.
A principios de los años 90, la carrera actoral de Gwyneth despegaba y se convirtió en la consentida de los medios. La prensa la adoraba como “la chica de al lado” que, además, tenía talento. Películas como Se7en y Emma consolidaron su imagen como una de las promesas más sólidas de Hollywood.
“Los elogios que recibía eran impresionantes. Admiraban su belleza, su talento actoral, su elegancia”, cuenta Odell. Pero, según la autora, todo cambió tras su victoria en los premios Óscar en 1999 por Shakespeare in Love.

Aquel día, Gwyneth subió al escenario para aceptar el premio a Mejor Actriz, vestida con un llamativo vestido rosa de Ralph Lauren y un collar de diamantes de 40 quilates prestado por la joyería Harry Winston. Sus padres, Blythe Danner y Bruce Paltrow, la miraban orgullosos desde sus asientos.
Cuatro días después, The New York Times informó que la pareja había decidido regalarle el collar, valuado en 160,000 dólares. La nota incluía una cita de Carol Brodie, entonces representante de Winston, quien recordó haberla visto en la fiesta posterior a los premios, radiante con su estatuilla dorada en la mano. Al felicitarla, Gwyneth le habría respondido: “Mi papá me va a comprar el collar”.
“Ese fue un punto de quiebre”, afirma Odell. A partir de ese momento, cambió la manera en que la prensa cubría a Gwyneth y la forma en que el público la percibía.
No pasó mucho tiempo antes de que empezaran a circular historias en tono sarcástico sobre ella. “La gente empezó a decir que era insoportable y se preguntaba qué había hecho esa niña mimada para merecer tanto éxito”, explica Odell. “De pronto, dejó de ser la ‘niña dorada’ de Hollywood. Empezaron a surgir artículos sobre su privilegio, especialmente en relación con la riqueza y las conexiones de su familia”.
Sin embargo, Gwyneth nunca ha intentado ocultar su estatus ni sus privilegios. De hecho, ha hecho todo lo contrario: los ha asumido abiertamente. Para muchos, esa sinceridad resulta provocadora.
Amor y privilegio
Las historias de amor de Gwyneth Paltrow tampoco han sido comunes. Solo una persona puede decir que ha salido con Brad Pitt, Ben Affleck y Chris Martin. Pero, para la autora Amy Odell, no eran solo las relaciones lo que fascinaba al público, sino el contraste evidente entre el mundo de Gwyneth y la vida de los hombres con los que salía, especialmente Pitt.
“Las relaciones de Gwyneth con Brad Pitt y Ben Affleck la convirtieron en parte de la cultura de los tabloides”, señala Odell. “Brad la catapultó a ese universo. Pero sus orígenes no podían ser más distintos. Gwyneth creció rodeada de riqueza, en un entorno donde las celebridades y los apellidos importantes formaban parte de su vida cotidiana. Brad, en cambio, venía de un pequeño pueblo en Missouri, de una familia con una vida mucho más modesta. Así que, cuando estaban juntos, el choque de mundos era evidente”.

Su romance con Pitt, que duró de 1994 a 1997, fue un espectáculo mediático que la lanzó a una nueva dimensión de fama. Esa relación, sumada a su creciente influencia en Hollywood, la colocó en el centro de una auténtica tormenta de titulares. Pero también expuso una tensión latente.
“Ella venía de una familia acomodada; él, de prácticamente nada. Esa dinámica siempre iba a ser difícil de sobrellevar”, añade Odell. “Creo que las diferencias en sus orígenes jugaron un papel clave en la ruptura. Gwyneth era muy consciente de ello y eso generaba fricción. Había detalles, como que tenía que explicarle qué era el caviar. Ella se crió comiendo Beluga; él no. Y había cosas que la molestaban, como que Brad llegara tarde. Eso le desesperaba. Ella es muy puntual”.
Esa división entre sus mundos fue una de las razones por las que la relación no prosperó. No se trataba únicamente de dinero, sino de cómo esas experiencias de vida tan distintas influían en su manera de entender el amor, la fama y la cotidianidad.
Su influencia en la cultura del bienestar
Si hay quienes sienten que Gwyneth Paltrow es alguien con quien no pueden identificarse, su enfoque con Goop no hace más que profundizar esa distancia.
Se ha convertido en una figura clave de la industria del bienestar, en gran parte gracias a su marca, basada en el lujo, la exclusividad y una promesa de superación personal que exige un nivel de capital —económico y social— al que muy pocos pueden aspirar.
“Goop realmente marcó el estándar para una empresa de bienestar moderna”, explica Amy Odell. “Gwyneth popularizó el lenguaje del bienestar: términos como ‘toxinas’, ‘vida limpia’ o ‘belleza limpia’. Le dio al movimiento una estética: un estilo de vida hermoso, aspiracional, por el que mucha gente estaba dispuesta a pagar. Y logró algo muy importante: convirtió el bienestar en un lujo”.
Desde colchones de 32,000 dólares hasta vitaminas de 200, los productos de Goop han sido criticados por representar lujos inalcanzables más que un verdadero compromiso con la salud. Para muchos, es un recordatorio de que la vida de Gwyneth está muy lejos de la realidad de la mayoría. Desde su lanzamiento en 2008 —primero como un boletín semanal y después como un sitio web con tienda en línea en 2014—, la empresa ha estado en el centro de la controversia por supuestamente difundir información errónea.

En 2015, expertos en salud criticaron el sitio por sugerir que usar brasieres demasiado ajustados podría aumentar el riesgo de cáncer de mama. Tres años más tarde, la compañía resolvió una demanda por publicidad engañosa, pagando 145,000 dólares por promover aceites esenciales como remedios para la depresión y huevos de jade y cuarzo supuestamente beneficiosos para la salud sexual femenina. Aun así, según una fuente cercana a Paltrow, estas críticas nunca parecieron afectarla.
“Creo que el legado de Goop será demostrar hasta dónde está dispuesta a llegar la gente con tal de alcanzar el bienestar, sin importar lo que diga la ciencia”, afirma Odell. “Goop popularizó toda una cultura y un lenguaje del bienestar. Lo interesante es que, aunque la empresa se ha distanciado de algunos de sus productos más polémicos, la influencia persiste. Hoy en día, otras marcas siguen usando el modelo Goop para impulsar tendencias de bienestar, y lo hacen de forma aún más extrema”.
Reinventarse una y otra vez
El paso de Gwyneth de actriz a directora ejecutiva es, para muchos, una de sus transformaciones más notables, y consolidó su influencia más allá del mundo del entretenimiento. Su capacidad de reinventarse constantemente ha mantenido su relevancia intacta, y el ejemplo más reciente es su regreso al cine con Marty Supreme, que se estrena en diciembre.
“Gwyneth siempre ha sido increíblemente ambiciosa, aunque ella tiende a minimizar ese rasgo”, dice Odell. “Lo curioso es que, al preguntar qué la motiva, obtuve respuestas muy distintas. Algunas personas dicen que lo hace simplemente porque puede. Otras creen que quiere demostrar su valor más allá de la actuación, sobre todo porque nunca terminó la universidad”.
Odell se pregunta si su regreso a la pantalla grande responde a una pasión genuina o a una estrategia para impulsar la visibilidad de Goop. Las fuentes que consultó se inclinan por esta última opción. “Esa es la pregunta que me habría gustado hacerle”, admite la autora, al referirse a las motivaciones detrás del nuevo capítulo en la carrera de Gwyneth.
Lo cierto es que, sea cual sea su próximo paso, será algo con lo que muy pocos puedan identificarse. “Creo que eso es justamente lo que más incomoda a la gente sobre ella”, concluye Odell.
"Esta historia fue traducida del inglés con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa y editada y revisada por un editor de la redacción de Yahoo en Español".
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