En un mundo donde el futbol masculino sigue siendo uno de los espacios más resistentes al cambio, Alberto Lejárraga ha demostrado que el amor y la autenticidad pueden abrir camino. El guardameta español hizo historia en 2023 al convertirse en el primer futbolista profesional del país en declararse abiertamente gay, cuando jugaba para el Marbella F.C. Su equipo acababa de ascender a Segunda RFEF y, en medio de la celebración, Lejárraga compartió en redes sociales una imagen besando a su pareja, el artista Rubén Fernández.
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Un beso que cambió el fútbol español
La fotografía, cargada de ternura y orgullo, se viralizó en cuestión de horas, convirtiendo al portero en un referente inmediato para el colectivo LGBTI+. Los mensajes de apoyo no tardaron en llegar, elogiando su valentía y la importancia de tener referentes visibles en un deporte que, históricamente, ha perpetuado estereotipos de masculinidad excluyentes.
Este 2025, Lejárraga ha vuelto a ser noticia, pero esta vez por un motivo aún más especial: se ha casado con Fernández en una ceremonia celebrada en Mijas, Málaga, en la Hacienda Las Fuentes.
“Casi tres semanas ya de estos momentos, sin duda de los mejores de nuestras vidas”, escribió el portero en Instagram junto a un video recopilatorio de la boda.
“Amar libremente sigue siendo un acto valiente”
Uno de los discursos más potentes llegó de la mano del fotógrafo Fran Ortiz, quien capturó la esencia del enlace. “Una boda gay sigue siendo un acto valiente. Aunque estemos en 2025, todavía hay lugares y mentes donde amar libremente parece un delito. Si uno de los novios es futbolista profesional, el mensaje es aún más potente”, señaló. Para Ortiz, este gesto es justicia “porque el futbol, ese universo donde los abrazos entre hombres están permitidos solo si hay gol de por medio, necesita referentes que rompan el vestuario de la homofobia. Porque no se trata de hacer política, se trata de hacer justicia poética”, explica el arquero.
“que un niño pueda soñar con ser delantero centro… y casarse con el portero si le da la gana”, ha señalado. “Una boda así no solo celebra el amor entre dos personas, celebra la libertad de millones”, ha concluido.

En entrevistas, Lejárraga ha explicado que el silencio del colectivo en el fútbol no es casual: “No es que no quieran salir del armario, es que tienen miedo. Hay mucho prejuicio todavía”. Aunque él decidió vivir su verdad sin renunciar a su carrera, reconoce que ser gay en el futbol sigue siendo un tema tabú.
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Un gol a favor de la diversidad
Casos como el del australiano Josh Cavallo o el checo Jakub Jankto han demostrado que la visibilidad tiene un precio: insultos, amenazas e intentos de intimidación. Sin embargo, figuras como Lejárraga están cambiando la narrativa, demostrando que el deporte también puede ser un espacio para el respeto, la diversidad y el amor sin etiquetas.
Su historia no solo celebra una boda, celebra la libertad de millones. Y, en un mundo donde todavía hay que defender el derecho a amar, eso sí que es un golazo.
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