La salud también es una inversión. Y en Love.Life, un exclusivo centro de bienestar fundado por el exdirector ejecutivo de Whole Foods Market, John Mackey, esa inversión puede ir de los $7,500 a $25,000 dólares anuales. Así que, cuando recibí la invitación para conocer las instalaciones y realizarme una evaluación médica gratuita como parte de una visita de prensa, supe que tendría una experiencia privilegiada: una probadita de cómo las personas con alto poder adquisitivo cuidan su bienestar. Y sin gastar un centavo.
Love.Life es solo una de muchas iniciativas que están surgiendo en Estados Unidos con un enfoque centrado en el bienestar integral. En un momento en el que la medicina preventiva gana terreno, no sorprende que celebridades como Kim Kardashian se sometan a resonancias magnéticas corporales o recurran a servicios médicos personalizados. En ese contexto, los centros como Love.Life apuestan por un enfoque basado en datos.
¿Qué ofrece una membresía de $25,000 dólares?
Según su sitio web, la misión de Love.Life es “inspirar y empoderar a las personas para que retomen el control de su salud y logren resultados transformadores y duraderos mediante una atención basada en evidencia y un enfoque de responsabilidad personal”.
El lugar funciona como un híbrido entre consultorio médico, gimnasio y spa. Su sede en El Segundo, California, se encuentra dentro de un centro comercial al aire libre y es enorme. Además de las áreas médicas, cuenta con una cancha de pickleball, máquinas de ejercicio de última tecnología, y una amplia variedad de tratamientos de longevidad, desde camas de terapia con luz roja y trajes de drenaje linfático hasta baños de agua helada y saunas infrarrojas individuales. Si no eres miembro, también puedes visitar su cafetería abierta al público que ofrece platillos saludables. (¿Alguien quiere alternativa vegetariana al caldo de huesos?).
Pero yo no fui por el menú: estaba ahí para vivir, aunque fuera por un día, como alguien que puede desembolsar miles de dólares para cuidar su salud. Porque el acceso completo a Love.Life no es económico. La membresía básica de ejercicio y recuperación cuesta $4,600 dólares al año, pero no incluye atención médica.
Para eso, debes optar por una membresía Silver, que cuesta $7,500 dólares al año e incluye pruebas médicas como escaneo DEXA para medir densidad ósea, análisis microbiológicos del sistema digestivo y oral, pruebas cardíacas y de laboratorio avanzadas, cinco citas médicas anuales, una consulta nutricional y sesiones con un entrenador que da seguimiento personalizado.
El nivel más alto es la membresía Platinum, de $25,000 dólares al año, incluye además una resonancia magnética de cuerpo completo con tecnología Prenuvo, un monitoreo continuo de glucosa durante 10 días, 10 citas con especialistas y algo llamado “programación de salud espiritual”, que consiste en sesiones con un coach de inteligencia espiritual.
Como parte de mi visita gratuita, me tomarían muestras de sangre para un análisis completo de laboratorio, me realizarían un escaneo DEXA y participaría en una evaluación de longevidad en el área de gimnasio junto a un entrenador.
22 viales de sangre, una exploración DEXA y una evaluación de aptitud física
La filosofía de Love.Life es clara: entre más sepas sobre tu salud, mejor preparado estarás para cuidarte. Y como periodista especializada en salud y bienestar, esa idea me pareció lógica. Ya me había sometido a una resonancia magnética completa con SimonMed y utilizo a diario un anillo Oura para monitorear sueño, pasos y otros indicadores de recuperación. Así que no me sorprendió cuando me dijeron que necesitarían 22 viales de sangre para mis análisis. ¡Estoy dispuesta a sangrar por mi bienestar!
Mi visita fue una intensa jornada de medio día con múltiples evaluaciones. Tras la extracción de sangre, me hicieron un escaneo DEXA para conocer mi composición corporal. A pesar de haber dejado de lado los ejercicios de fuerza por la bicicleta estática, el resultado me tranquilizó: no había perdido masa muscular de forma significativa.
En la evaluación física, sin embargo, los resultados fueron mixtos. En la mayoría de los indicadores estaba dentro del rango normal, pero mi rendimiento en el ejercicio de “carga del granjero” (farmer's carry) fue pobre. Maldita seas, fuerza de agarre.
Lo mejor del día vino después. Con un smoothie en mano (para evitar desmayos), me senté a conversar con la doctora Jaclyn Tolentino, especialista en medicina funcional y líder del equipo médico de Love.Life. Durante más de media hora hablamos sobre mis hábitos de sueño, nutrición, niveles de estrés, uso de suplementos y antecedentes familiares. Aunque no tengo problemas de salud serios, mencioné mis dolores de cabeza por hipoglucemia ocasional y antecedentes de colesterol alto.
Tolentino me escuchó con atención y explicó cómo el equipo de Love.Life podía ayudarme. Me sugirió probar un monitor de glucosa y desarrollar un plan de fuerza sostenible con apoyo de un entrenador y una nutricionista.
Poner los datos en acción
Semanas después, cuando llegaron mis resultados de laboratorio, tuve otra cita por videollamada con la doctora Tolentino. Revisamos, uno por uno, los datos relevantes. Me explicó que algunos niveles hormonales estaban elevados por el uso de anticonceptivos, pero que no eran motivo de preocupación. En cambio, mi nivel de hierro sí requería atención: me recomendó un suplemento diario y ajustes en mi dieta. También recomendó revisar los niveles nuevamente en seis meses.
Todo esto está muy lejos de lo que solía experimentar en el sistema médico tradicional. Solía frustrarme que las consultas solo permitieran hablar de un tema a la vez. Podía mencionar que tenía dolor de garganta, pero si también quería hablar del oído, lo siento: había que agendar otra cita. Todo por cuestiones de facturación del seguro y médicos con el tiempo contado.
¿El resultado? Otro copago. Otra hora perdida del trabajo. Y la sensación de que, al final, es más fácil —y hasta más barato— no profundizar demasiado en los problemas de salud. Por algo aún no he hecho esa resonancia magnética de seguimiento en la cabeza.
Pero en Love.Life tuve el lujo del tiempo, sin necesidad de preocuparme por los trámites del seguro. No tuve que elegir cuál de mis problemas de salud era más urgente para comentarlo. Me sentí escuchada por la doctora Tolentino y motivada a compartir todo lo posible. Al final, las distintas partes del cuerpo funcionan en conjunto. ¿No deberían tratarse como un todo?
¿Vale la pena?
Sin embargo, es imposible hablar de Love.Life sin mencionar al elefante en el cuarto: el costo. La membresía está muy por encima de lo que la mayoría de los estadounidenses puede pagar. ¿Médicos que dedican una hora a escuchar tus necesidades? Eso es un servicio de lujo.
También conviene aclarar que Love.Life no puede hacerlo todo, como por ejemplo practicar una biopsia de hígado. Lo que sí ofrece, a un precio elevado, es la promesa de que podría ayudar a prevenir enfermedades y fomentar una vida más saludable y feliz. Y aunque las intervenciones en el estilo de vida son fundamentales para reducir riesgos de padecimientos como diabetes o enfermedades cardíacas, es mucho más fácil adoptarlas cuando se cuenta con un equipo médico disponible en todo momento.
Dicho esto, la información que recibí en Love.Life sí me ayudó a hacer cambios importantes. Ahora tomo un suplemento de hierro, pero también presto más atención a obtenerlo a través de mi alimentación, con verduras de hoja verde, tofu y nueces. Además, retomé mis caminatas a media tarde: la doctora Tolentino me advirtió que mis niveles de vitamina D estaban un poco bajos y me sugirió aprovechar la luz solar en ese horario para elevarlos.
En general, se trata de cambios simples y de bajo costo, sin necesidad de pagar una membresía. Aun así, reconozco que si no hubiera ido a Love.Life quizá no habría tomado tan en serio estos indicadores de salud. No planeo inscribirme (¿con esta economía?), pero sí me siento con más confianza para enfrentar estos retos por mi cuenta.
Artículo escrito en inglés originalmente por Kaitlin Reilly
"Esta historia fue traducida del inglés con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa y editada y revisada por un editor de la redacción de Yahoo en Español".
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