Los mejores talentos en inteligencia artificial (IA) están pasando de trabajar en empresas emergentes a las gigantes tecnológicas más consolidadas, como Meta, Apple, Microsoft, Amazono Google. Esto se debe a la creciente demanda de ingenieros con experiencia en inteligencia artificial y a la escasez de personal calificado en este campo. Esta brecha de habilidades significa que aquellos que cuentan con la formación adecuada son muy solicitados y pueden fijar sus propios precios.
Este reducido grupo de expertos en inteligencia artificial es objeto de una búsqueda activa con enormes bonificaciones por fichaje y paquetes salariales. A cambio, se espera que estos ingenieros creen los modelos de IA de la próxima generación. Hay mucho en juego, y se está gastando mucho dinero en ello.
Muchas startups de IA están luchando por retener a sus empleados en este entorno ultracompetitivo. Incluso OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, aumentó los salarios para intentar retener a sus ingenieros.
Al mismo tiempo, compañías como Microsoft, Meta e Intel están despidiendo a miles de empleados. La necesidad de programadores y desarrolladores de software se ha visto especialmente afectada, ya que la IA generativa cada vez puede escribir más código.
A medida que la IA se hace cargo de más tareas de codificación, los trabajos de programación más importantes serán los relacionados con el diseño de los sistemas que realizan la programación, y no con la programación en sí misma.
Meta está invirtiendo generosamente en IA
No solo las grandes tecnológicas buscan los mejores talentos en IA. Sectores tan diversos como el financiero, el logístico, el farmacéutico, el minorista y el automovilístico están ampliando sus carteras de IA. Sin embargo, es Meta y su recién creado Meta Superintelligence Labs el que ha acaparado la mayoría de los titulares, ya que, según se informa, ofrece hasta 100 millones de dólares (85,4 millones de euros) en paquetes salariales individuales para atraer a desarrolladores de IA.
El director ejecutivo de Meta, Mark Zuckerberg, ha participado muy activamente en la frenética contratación de su empresa. La semana pasada, la agencia de noticias Reuters publicó una lista de personas que Meta había contratado recientemente. Además de un puñado de empleados de alto nivel de OpenAI y Apple, la lista también incluía al director ejecutivo de Scale AI, Alexandr Wang.
Esto se produce después de que Meta, propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp, invirtiera 14.300 millones de dólares para adquirir una participación del 49 % en Scale AI. Como parte de ese acuerdo, Wang, de 28 años, dirigirá la nueva división de superinteligencia de Meta como director de IA.
¿Un cambio cultural en Silicon Valley?
Entre las grandes empresas tecnológicas, Meta no es la única que está invirtiendo en inteligencia artificial. Microsoft ha invertido más de 13.000 millones de dólares en OpenAI y Amazon ha invertido 8.000 millones de dólares en Anthropic. El año pasado, Microsoft también pagó 650 millones de dólares para hacerse con la mayor parte del equipo del startup Inflection AI.
Este mes de julio, Google pagó 2.400 millones de dólares para contratar a los líderes de Windsurf, otra empresa emergente dedicada a la inteligencia artificial. Ellos, junto con un pequeño equipo de personas clave, se incorporarán a Google DeepMind, la división de IA de la empresa.
Algunos en el sector de las startups temen un cambio cultural más amplio. En lugar de comprar startups directamente, las grandes empresas ahora seleccionan las partes -o las personas- que quieren y dejan atrás el resto.
Empleadores buscan conocimientos de IA
En general, la contratación global de talento en IA ha crecido más de un 300 % en los últimos ocho años, según un informe publicado por la red profesional LinkedIn en enero de 2025.
"El ingeniero de inteligencia artificial es uno de los puestos de trabajo con mayor crecimiento en 15 países y ocupa el primer puesto en los Países Bajos, Singapur, el Reino Unido y los Estados Unidos", escribió Karin Kimbrough, economista jefe de LinkedIn, para acompañar la publicación del informe.
¿A dónde llevará esto a la IA?
Aunque la IA crea aplicaciones útiles para el mundo real, su potencial más amplio sigue siendo incierto. Dos años y medio después de que ChatGPT captara la atención del público y desatara especulaciones sobre sus posibilidades, nadie sabe realmente hacia dónde se dirige la IA.
Al final, por muy buenos que sean los nuevos productos de IA, las inversiones multimillonarias podrían desperdiciarse si no se adaptan. Mucho dependerá de cómo las empresas implementen la IA y, hasta ahora, han sido lentas en adoptarla.
(chb/cp)
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