El mundo no volvió a ver otra bomba atómica desde Hiroshima y Nagasaki: ¿la próxima está más cerca de lo que pensamos?

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WASHINGTON.- Como era su costumbre en vuelos largos al mando de un B-29, el coronel Paul Tibbets iba fumando su pipa, y su operador de radio estaba a la espera de la señal de “abortar” en caso de que Japón se rindiera antes de que el avión alcanzara su objetivo. Sin saberlo, trasladaban a la humanidad de una era geopolítica a otra, y este miércoles se cumplen 80 años de aquel momento.

En la revista Foreign Affairs, el historiador Antony Beevor señaló que Hiroshima y Nagasaki efectivamente pusieron fin “al primer conflicto de la era moderna donde murieron más civiles que soldados”, lo que sugiere un avance tecnológico y un retroceso ético. Pero Beevor también señala que el gobierno militar de Japón “estaba dispuesto a sacrificar a millones de civiles japoneses, forzándolos a repeler la invasión de los Aliados con lanzas hechas con cañas de bambú y explosivos atados al cuerpo. Para el año 1944, unos 400.000 civiles morían mensualmente de hambre en los territorios ocupados por los japoneses en el Este y Sudeste de Asia y la región del Pacífico. Los Aliados también querían salvar a los prisioneros norteamericanos, australianos y británicos que morían de hambre en los campos de concentración japoneses, o que eran masacrados por sus captores por orden del gobierno de Tokio”.

Fotos de archivo de 1945 muestra una vista de la ciudad de Hiroshima antes y después del lanzamiento de la primera bomba atómica el 6 de agosto de 1945
Fotos de archivo de 1945 muestra una vista de la ciudad de Hiroshima antes y después del lanzamiento de la primera bomba atómica el 6 de agosto de 1945 - Créditos: @-

Cinco meses antes de la bomba de Hiroshima, una sola noche de bombardeo incendiario de Estados Unidos sobre Tokio mató a 100.000 japoneses, o sea que es probable que las dos bombas atómicas hayan reducido la cantidad de violencia y muerte de esa guerra. Piensen en eso si leen Hiroshima: The Last Witnesses (“Hiroshima: los últimos testigos”), de M. G. Sheftall, que hace una crónica “del fin de la inocencia prenuclear de la civilización”.

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En una conferencia de prensa del 21 de marzo de 1963, cinco meses después de la crisis de los misiles de Cuba, el presidente norteamericano John F. Kennedy declaró: “Personalmente, me atormenta la sensación de que para 1970 pueda haber 10 potencias nucleares en vez de cuatro, y que para 1975 haya 15 o 20”. Aunque eso no ocurrió, ahora la proliferación nuclear podría ser resultado del impulso “mcgovernista” del presidente Donald Trump, su desdén por los aliados de Estados Unidos y su desconfianza en las alianzas. Y hay países, desde Corea del Sur hasta Polonia, que ya no se sienten protegidas por el paraguas nuclear norteamericano y que podrían querer su paraguas propio.

Asistentes caminan a lo largo del río Motoyasu, frente a la Cúpula de la Bomba Atómica, durante una ceremonia de conmemoración en Hiroshima, el martes 5 de agosto de 2025
Asistentes caminan a lo largo del río Motoyasu, frente a la Cúpula de la Bomba Atómica, durante una ceremonia de conmemoración en Hiroshima, el martes 5 de agosto de 2025 - Créditos: @Louise Delmotte

J.D. Vance, vicepresidente de Trump, declaró recientemente que el estallido de violencia militar entre dos potencias nucleares enconadamente hostiles como India y Pakistán “básicamente no es problema nuestro”. ¿Ah, no? ¿Estados Unidos no tiene ningún interés serio en preservar la norma de ocho décadas que prohíbe cruzar el umbral nuclear? ¿J.D. Vance también pensaba que las ambiciones nucleares de Irán “básicamente” no eran “problema nuestro” cuando el gobierno del que es una figura decorativa envió los B-2 a bombardear?

La Unión Soviética estaba todavía destrozada por la guerra cuando detonó su primera arma nuclear, en agosto de 1949, apenas 51 meses después del 8 de mayo de 1945, fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Y en 1964, cuando se convirtió en potencia nuclear, China era una sociedad campesina preindustrial con un ingreso anual per cápita de 85,50 dólares. Pakistán se convirtió en potencia nuclear en 1998 con un ingreso anual per cápita de 424 dólares, y Corea del Norte no tiene ni fábricas de calzado pero fabrica misiles de alcance intercontinental para sus armas nucleares.

Personas levantan carteles durante una concentración por la paz frente al Consulado General de Japón, el martes 5 de agosto de 2025, en Nueva York
Personas levantan carteles durante una concentración por la paz frente al Consulado General de Japón, el martes 5 de agosto de 2025, en Nueva York - Créditos: @Yuki Iwamura

Cualquier país lo suficientemente decidido puede adquirir los conocimientos técnicos necesarios para unirse al club nuclear. Irán está firmemente decidido desde hace décadas. ¿Y desde cuándo las sanciones económicas forzaron a un país grande —Irán tiene 92,5 millones de habitantes— a renunciar a lo que consideraba un interés vital para su seguridad nacional? O sea que quizás la única forma de evitar que Irán se sume al club nuclear es con una sería campaña militar.

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Con toda razón Irán podría pensar que si Saddam Hussein hubiera tenido armas nucleares, Irak habría conservado Kuwait. Y varios países aspirantes a potencias nucleares han podido comprobar lo útil que es tener esas armas gracias al ejemplo de Vladimir Putin: el presidente ruso ha inhibido algunas formas de asistencia a Ucrania con insinuaciones y señales sobre el posible uso de armas nucleares, por ejemplo, trasladando algunas a Bielorrusia.

Según Hal Brands, de la Universidad Johns Hopkins, “entre 2020 y 2023 la fuerza nuclear de China se duplicó”, y afirma que existe “un bloque autocrático más cohesionado que cualquier otro bloque al que Estados Unidos haya enfrentado en generaciones”. Tres de sus miembros —Rusia, China y Corea del Norte— son potencias nucleares.

Irán podría convertirse en el cuarto. En 2004, Condoleezza Rice, asesora de seguridad nacional del presidente George W. Bush, declaró que la “comunidad internacional no permitirá que los iraníes desarrollaran un arma nuclear”. En 2012, el presidente Barack Obama declaró: “No tengo una política de contención, mi política es para impedir que Irán desarrolle un arma nuclear”. Hace siete años, Trump aseguró: “La amenaza nuclear de Corea del Norte ya no existe”.

El historiador y militar ateniense Tucídides decía que las causas de la guerra son tres: el honor, el miedo y el interés. El miércoles se cumplirán 29.220 días desde el primer uso de un arma nuclear y 29.217 días desde el segundo. Dado el historial de derramamiento de sangre de la humanidad, lleno de broncas impulsadas por el honor, miedos racionales e irracionales, e intereses definidos ideológicamente, ¿cómo pensar que no habrá una tercera, y luego otras más?

Traducción de Jaime Arrambide

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