Lejos de ser una más barra de chocolate más en los estantes, el chocolate Dubái –o Dubai Chocolate, según su nombre original– ha sabido posicionarse como uno de los fenómenos gastronómicos más virales del siglo XXI. Pero ¿qué tiene este dulce que ha hecho que millones de personas lo busquen, lo compartan y hasta viajen para probarlo?
De un vídeo en TikTok a la fama mundial
En diciembre de 2023, la influencer gastronómica Maria Vehera subió un vídeo a TikTok comiéndose una peculiar barra de chocolate rellena de una crema verde, crujiente por dentro y con una apariencia artesanal y lujosa.
El vídeo, que hoy en día suma más de 7 millones de visualizaciones y en el que puede oírse el característico crack al partir la barra, se volvió viral en cuestión de días. En apenas un mes, el 90 % de las publicaciones sobre chocolate en redes sociales estaban dedicadas al chocolate Dubái.
El producto había sido creado por Sarah Hamouda, una emprendedora británico-egipcia que no encontraba un chocolate que realmente satisficiera sus antojos de knafeh o kunafa (postre típico árabe elaborado con queso fresco y fideos) y pistacho durante el embarazo. Así nació, en 2022, Fix Dessert Chocolatier, pequeña tienda artesanal con sede en Dubái que hoy es responsable de uno de los productos gourmet más deseados del mundo.
Hamouda llamó a su creación “Can’t Get Knafeh Of It” (No puedo quitarme el knafeh), un juego de palabras con la pronunciación de la expresión en inglés “Can’t Get Enough of It”, que vendría a significar “No puedo dejar de comerlo”. Esta se considera ahora la última serendipia gastronómica de la historia.
¿Qué lo hace tan especial?
El secreto del chocolate Dubái está en su fusión de sabores e identidades culturales. Combina una cobertura de chocolate con leche (aunque se han visto versiones con chocolate blanco y negro), con un relleno a base de crema de pistacho (hecha con pistacho, chocolate blanco y leche), tahini (pasta de sésamo) y kadaif o kadayıf crujiente (un tipo de masa de hilos finos, similar al cabello de ángel).
La combinación resulta exótica, pero armónica. El dulzor del chocolate, la cremosidad del pistacho, el amargor suave del tahini y la textura crujiente del kadayıf crean una experiencia multisensorial difícil de olvidar. A eso se le suma su presentación: un corte transversal que revela colores dorados y verdes vibrantes, ideal para redes sociales.
Pero más allá del sabor, hay un factor clave: la exclusividad de la marca original. FIX produce 500 barras al día, disponibles únicamente en Dubái, y se venden en minutos. Este sentido de escasez, sumado al componente estético y a la historia auténtica de su creadora, ha catapultado el producto a la categoría de ícono gourmet.
Entre el sabor y el turismo
Según un artículo de Time Out Dubai, basado en el informe sobre tendencias de viaje Unpack ’25 de Expedia, la barra de chocolate pistacho estilo kunafa se sitúa como uno de los productos más buscados por viajeros que incluso estarían dispuestos a volar hasta Dubái solo para probarla. Diversos encuestados documentan sus viajes exclusivamente para compartir sus reacciones tras hincarle el diente.
La fiebre ha sido tal que cientos de versiones caseras han inundado redes como TikTok e Instagram bajo hashtags como #dubaichocolate y #pistachiobar. Las imitaciones también han llegado a tiendas de Estados Unidos y Europa, aunque muchas no están autorizadas por la marca original. Así, el chocolate Dubái ha pasado de ser un postre local a un vehículo de turismo gastronómico, empujando a miles a explorar la cultura culinaria de Medio Oriente desde una barra de chocolate.
¿Por qué se ha vuelto viral?
Un estudio académico publicado en la revista turca Akşehir Sosyal Bilimler Dergisi en 2024 identificó ocho razones principales por las que el chocolate Dubái se había vuelto un fenómeno global:
Sabor único: mezcla inesperada de ingredientes orientales con chocolate occidental.
Atractivo visual: altamente fotogénico para redes sociales.
“Efecto influencer”: la viralidad fue impulsada por figuras como Maria Vehera.
Exclusividad: su producción limitada genera deseo y urgencia.
Autenticidad: la historia personal de su creadora genera empatía.
Interacción digital: fuerte presencia en redes y participación comunitaria.
Innovación culinaria: combina tradición y vanguardia.
Aprovechamiento del formato corto (TikTok, reels de Instagram) con un contenido breve, adictivo y compartible.
Estos factores lo convierten en un caso modelo de marketing gastronómico viral, donde el producto no solo se consume: se vive, se graba y se comparte.
¿Y desde la perspectiva nutricional?
Detrás del brillo dorado y el relleno verde irresistible del chocolate Dubái también hay una realidad más terrenal: se trata de un postre altamente calórico y denso en grasas. Según su análisis nutricional, una porción de 40 gramos contiene aproximadamente 228 kilocalorías; 16,5 gramos de grasa total (de los cuales 6 g son saturadas); 19,6 gramos de carbohidratos, incluyendo 13,5 g de azúcares; 6,5 gramos de proteína, y 2,6 gramos de fibra dietética.
Desde este punto de vista, sus ingredientes presentan efectos mixtos. Mientras que el pistacho aporta grasas saludables, fibra, vitamina E, potasio y antioxidantes, el tahini suma grasas monoinsaturadas, calcio y hierro. Por su parte, el chocolate, dependiendo del tipo, puede ofrecer polifenoles antioxidantes si es negro, aunque en la mayoría de versiones comerciales predomina el chocolate con leche o blanco, ricos en grasas saturadas y azúcares añadidos.
No es, pues, un alimento saludable en sentido estricto, pero sí un capricho que puede disfrutarse ocasionalmente dentro de una dieta variada. Su gran atractivo sensorial (una mezcla de texturas crujientes, cremosidad y sabores dulces con matices tostados y salados) favorece el consumo excesivo, lo que representa su mayor riesgo.
Además, es importante advertir que el chocolate Dubái no es apto para personas alérgicas, ya que contiene frutos secos (pistacho y posibles trazas de nueces), sésamo (tahini), lácteos (en el chocolate y el relleno) y soja (por emulsificantes como lecitina).
¿Lo puedo preparar en casa?
Para quienes desean recrear en casa la experiencia del chocolate Dubái, es posible hacerlo con ingredientes relativamente accesibles. La receta incluye tres componentes principales: una crema de pistacho, un elemento crujiente y una cobertura de chocolate.
Para la crema se necesitan pistachos pelados sin sal, chocolate blanco, un poco de leche y una cucharada de tahini, que aporta profundidad al sabor. El crujiente se logra con masa kadayıf o, en su defecto, tiras finas de pasta filo u hojaldre. Y, finalmente, se utiliza chocolate con leche de buena calidad para la cobertura, aunque puede emplearse chocolate negro o blanco según preferencia. Para decorar, algunos optan por añadir pistachos picados o hilos de chocolate blanco.
La preparación es sencilla pero requiere algo de técnica. Primero, se trituran los pistachos junto con el chocolate blanco derretido, la leche y el tahini hasta formar una pasta densa y cremosa. Por separado, el kadayıf se tuesta en una sartén sin aceite, o con un poco de mantequilla, hasta que esté dorado y crujiente. Esta masa crujiente se mezcla luego con la crema de pistacho, formando el relleno. En moldes rectangulares, se vierte una primera capa de chocolate fundido para formar la base, se enfría, se añade el relleno y, finalmente, se cubre con más chocolate para sellar la barra.
Tras refrigerar durante unos 30 minutos, el resultado es una barra con una textura mixta y un perfil de sabor complejo que emula, con bastante fidelidad, la experiencia sensorial del chocolate Dubái original.
Es la prueba de que, en tiempos de algoritmos, un producto puede hacerse mundial no por millones de dólares en publicidad, sino por una buena idea, una buena historia y una buena mordida.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.
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José Miguel Soriano del Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
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